Libros,
siempre pedí libros, cumpleaños, Reyes, eventos importantes...
Quizá os preguntéis por qué. Fácil, en cada libro que abro, leeo
y acabo encuentro seres maravillosos que me enseñan cosas.
Harry
Potter, por ejemplo, con esos libros aprendí mucho más de lo que os
podáis imaginar. Con cada personaje, aprendía ver las cosas de una
manera distinta, a sentirlo diferente.
No
soy la única que ama esa saga, casi todos lo hacen. Porque J.K.
Rowlign nos enseñó cosas diferentes en cada libro.
Con
Harry aprendí el valor de la amistad.
Con
Hermione el amor por los libros.
Con
Ron a descubrir que es normal tener miedo a las arañas.
Con
Fred y George que los malos momentos no siempre tienen que ser malos.
Con
Lilly, el amor de una madre.
Con
Colagusano, que hasta el más débil puede llegar a ser fuerte.
Con
Dumbledore, que todos merecemos una segunda oportunidad.
Con
Snape, todo lo que harías por amor.
Con
Neville, que con perseverancia, todo se puede conseguir.
Con
Luna, lo maravilloso que es creer en lo que nadie cree.
Pero
no todo eran enseñanzas.
También
lloré cuando murió Dobby, Sirius, Remus, Tonsk... pero quizá,
dónde más derramé lágrimas fue en la muerte de Fred, odié por un
instate a Rowling, no podía creerlo, Fred, mi Fred, había muerto.
Harry
Potter para mí es algo más que una historia, o un libro muy gordo.
Gracias a él, apendría a ver los libros como amigos, no como algo
aburrido que solo hacen las ratas de biblioteca. Leer es mucho más,
y en cada libro... ¡ah! En cada libro tienes un montón de nuevas
aventuras listas para hacertelo pasar en grande.
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