Puedo
notar la fiebre que me recorre el cuerpo solo pensando en ti. Noto
como deliro cada vez que te acercas, como mi corazón intenta salirse
del pecho de lo fuerte que late, puedo sentir como cada fibra de mi
ser pide clemencia ante tal temperatura.
Es
algo irremediable, no puedo controlar mis ganas de ti, no, es
imposible.
Eres
como una enfermedad, no paras de volver, es más que una enfermedad,
eres un cáncer. Incapaz de separarte de mí para siempre, lo peor es
que yo me dejo, no me importa mi salud si hablamos de ti. No me
importa morir si te puedo salvar de todo.
Cada
fibra de mi ser enferma como una maldita flor sin agua para
sobrevivir, cada fibra de mi cuerpo pide a gritos que te acerques y
agrabes la enfermedad. ¿Enserio estoy tan enamorada de ti? Me parece
increíble, dado que nunca he creido en el amor, es más todavía
tengo mis dudas.
Pero
no se me ocurren respuestas al modo en el que se comporta mi cuerpo
cada vez que te ve.
Noto
además que mi corazón ya no es mío, no late por mí, late por ti.
Me jode, porque no soporto tener que estar ligada a ningún hombre,
yo era libre en mi feliz mundo de principes y princesa, donde todos y
cada uno de mis actos no tenían consecuencia, y donde había
dragones que me salvaban de cualquier error. De cualquier error.
La
culpa es mía, me dejé llevar por ese encanto increíblemente raro
que tienes. Por esos ojos, sonrisa, pelo...
Ya
estoy delirando, noto cada una de mis hormonas respondiendo a esta
llamada, desesperadas por tenerte de nuevo.
Se
equivocan si creen que vas a volver a cuidar de ellas.
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