miércoles, 30 de mayo de 2012

Giro la cabeza y ahí estás, jodiendome la vida como solo tú sabes.

    Que estoy cansada de perseguirte por lugares indebidos, que estoy harta de pasar la noche en vela pensando en lo que podíamos haber tenido si no fuera por mi estupidez y ahora por la tuya, que no quieres saber nada de mí. 
¿Sabes qué? Que me da igual si yo te importé alguna vez, me da igual si confiaste en mí hasta sangrar, porque yo también lo hice y me pasó lo mismo, y aquí estoy, joder, no lloro, no suplico no camino como un alma en pena, ya no.
¿Qué estás pasando una mala racha? Me la suda, no me importa si tu vida es una mierda desde que desaparecí, me da igual si suspendes, apruebas o si te marginan. Estoy harta de preocuparme y que me ignores, y eso al fin y al cabo tiene su precio, querido. 

    Sí, que yo también tengo sentimientos aunque pienses que no, que sí que lloro, me estreso y hasta grito, pero aquí estoy, al pie del cañón. Porque al fin y al cabo... ¡Qué mira que paso de hacerme la filósofa!
No, ahora sí que sí, Raquel cierra página, pasa de todo y ale, que os jodan. 
¿Por qué ese cambio? Ya lo he dicho, que una se cansa y cuando una se cansa, necesita paz y quizá tranquilidad para algo de felicidad. Y bueno, claramente parece ser que yo en ese aspecto, el de ser feliz, lo tengo bien jodido, pero no quiero perder la esperanza por un hijo de puta que solo sabe que joder.


 
A sonreír, que ya toca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario