viernes, 1 de junio de 2012

Un chute de felicidad.

   En esos días en los que estoy triste, en los que lo único que quizá quiero hacer es morirme del asco. Cuando estoy nerviosa, cuando lloro... siempre estás ahí, apoyándome en todo momento. Casi no esperaba que me sonrieses en esos momentos y me dijeses que tirase a delante, que tal y que cual. 
  Sabes de sobra el problema que tengo, el de no poder confiar en la gente. Pero igualmente, cada día me intentas hacer comprender que no es tan malo como yo creo.


   Sonrisas que no se sacan a la primera, pero sí a la segunda. Gestos que lo dicen todo. Apoyos que necesito aunque lo niegue, pero que al fin y al cabo, siempre son bien recibidos.
En pocos sitios me he sentido yo así de querida, y en el fondo creo que me merecía sonreír un poco. Hoy lo has conseguido, me has hecho reír hasta que me dolían las costillas.
Así que gracias, de verdad.

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