Vino. Alzó la mirada, la vio. Sonrió. Se acercó a ella. La abraza, la besa. Hacen el amor toda la noche. Cuando acaba se va, susurrando antes de salir esa frase fatal: "No te enamores de mí"
Es en ese momento cuando ella se da cuenta de que ya es tarde. De que está enamorada. Mucho.
La perdición tenía nombre y apellidos. El de él.
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