lunes, 11 de junio de 2012

Me escondo cual gato asustado una noche de tormenta.

   Porque cada vez que miro por encima de mi hombro él está ahí mirándome fijamente, algo que me saca de quicio. No me gusta, eso lo puedo afirmar, pero sí es cierto que noto una cierta afinidad cuando me mira, como... como si ya nos conociésemos de toda la vida, para más inri tiene los ojos verdes, algo que a mí me vuelve loca, es un creído, lo sé, pero buf, no soporto ir a clase y chocarme con él a la de nada.
Hay momentos en los que la irritación puede conmigo y le contesto superborde. Normal, porque de 23 alumnos que somos, siempre nos toca juntos en los trabajos hechos a sorteo. Cuando vamos con la nativa, siempre me toca hacer con él la conversación. ¿No hay un día en el que no?

   Supongo que lo que me enerva también son sus chistes sin sentido, o su brillo en los ojos cuando me cabreo con él.
Es que no entiendo nada, hace unas semanas habría dado lo que fuera por matarlo, ahora ya... me lo llegaría a pensar y mucho, por miedo a cometer un error. Ése error fue dejar la máscara en casa el día menos pensado, sonreír cuando hizo un chiste y bufar cuando soltó una pulla. Ése día mostré que no soy la tía borde a la que la suda todo, creo que mostré cuan desesperada estaba por dejar de ser la marginada de clase.
Fue un mal día, estoy segura.

    Es un poco patético eso de ir con un libro y esconderse tras él para que no te vea. Ignorarle cuando paso por el recreo y levanta la mirada para mirarme, ir a mi bola todo los días y que cuando me pida algo se lo dé sin la menor muestra de afecto o yo qué sé. Es que los nervios me superan demasiado. No lo entiendo, no lo quiero entender más bien.
Ahora mismo escribiendo esto no dejo de pensar en los días de clase que me quedan, al año que viene no me tocará con él y, en cierto modo, por mí mejor. Así no me tengo que preocupar de cosas que no son.
    Tengo una rallada increíble y no soy la única por lo que leo en los bloggs, es simplemente, que por todo lo que me está pasando en estos meses, estoy más que cansada de movidas y malos rollos.

    Sólo quiero poder sonreír un día, no tener que aguantarme las lágrimas hasta que me muera de aburrimiento o algo peor. Sólo quiero poder sonreír de verdad, no esa sonrisa falsa que llevo desde hace un mes y pico porque las movidas no se acaban. Sólo quiero aprobarlas todas, que mi esfuerzo sirva de algo. Sólo quiero...
Quiero demasiadas cosas imposibles, pero por lo menos que una se me cumpla.


Quiero dejar de ser la niña asustada que se esconde entre las sábanas de su cama cuando oye que hay tormenta. Quiero levantarme y cazarla, para así demostrar que puedo y que podré con éso y más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario