jueves, 12 de julio de 2012

Nubes.

    Todo el mundo sabe que las nubes son unas simples masas de cristales de nieve o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera. Pero cuando yo era pequeña me gustaba echarme en la hierba y ver como cambiaban de forma. Cerrar los ojos e intentar adivinar una de esas figuras. Abrirlos y sonreír al no acertar. 
Eran figuras que me eran familiares, mis compañeras en las largas tardes de soledad. Recuerdo que cuando pasaban varios minutos sin conseguir ver ninguna forma definida allí arriba en el cielo, pronto me exasperaba. Las nubes eran mis compañeras, sé que suena un poco estúpido. Pero era mi forma de jugar por aquel tiempo
Ahora asomo la cabeza por la ventana y no puedo verlas como antes. Supongo que he perdido la capacidad de imaginar, por lo menos a como lo hacía hace tiempo. Ya no soy esa niña pequeña que jugaba, he crecido. No soy quien creía ser. La inocente niña... murió se mire por donde se mire. Incapaz de soportar las cosas malas de la vida
Pero aún así, busco algo bueno. Sonrío cuando la ocasión lo merece. Y sí, no paro de intentar imaginar otra vez las nubes con su forma. 
Fallo, nunca lo consigo.


Señal de que la infancia está más que perdida ya.

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