domingo, 6 de enero de 2013

En otro tiempo teníamos alas.

    La sensación del aire en la cara. Ver pasar ciudades, campos y castillos encantados a una velocidad de vértigo. Sentir un cosquilleo muy dulce en el estómago. Adrenalina en vena. Notar como recorre tu cuerpo, haciendo que tu corazón vaya a una velocidad prodigiosa, casi imposible de soportar. Da tan fuerte que puede que te rompa una costilla. Sin embargo, te sientes agusto con la sensación. Se podría comparar con lo de estar enamorada, salvo que aquí no sufres.
     El aire en la cara es demasiado agradable. No hay peligro de caer. Solo de encontrar un obstáculo. Pero como todo, lo esquivas y sigues caminando. ¿Hacia donde ir? No lo sabes. Eso nunca lo sabes. Solo sabes que hay un final, como todo, y que cuando llegues podrás mirar atrás y decir que todo lo que has hecho lo volverías a hacer. El truco está en no arrepentirse nunca.


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