domingo, 27 de enero de 2013

Dolor.

  Estaba harta de sus problemas. Harta del mundo que no paraba de follarla día tras día. Harta de todos. Harta de ella misma. Sí, sobre todo de ella misma. Cada día hacía un tachón en su diario. "Día superado" pensaba con sarcasmo. Pero cuán lejos estaba todo de la realidad. Nada estaba superado. Ella lo sabía mejor que nadie. Mañana tras mañana se levantaba y hacía el mismo ritual. Luego enfilaba la puerta de su casa para ir a un instituto de mala muerte. Allí fingía escuchar a los profesores y a sus compañeros. Enrealidad se comía la cabeza con más de sus muchos problemas. Seis horas diarias interminables. De lunes a viernes. Los findes de semana no eran mejores. Solo un poco más soportables. Podía llorar a sus anchas, sin tener que contener las lágrimas. Eso en el instituto estaba más que prohibido porque empezarían las preguntas... que ella no iba a contestar.
  
  
   Ahora que lo miraba todo en retrospectiva no parecía tan difícil. Ahora que otra clase de dolor la dominaba era todo más sencillo. Miró sus muñecas ensangrentadas, producto de los cortes que se había hecho presa de una amargura más fuerte que cualquier otra cosa que había sentido hasta ahora. Lentamente un extraño cansancio se apoderó de ella. Cerró los ojos. Por fin encontraría un poco de paz.




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