sábado, 23 de febrero de 2013

Me estoy ahogando y no sé como salir.



   Todavía sigo intentando supertarte y no se me hace fácil. Intento ser fuerte pero en muchas ocasiones me rompo. ¿De verdad es tan complicado dejar de querer? Hace un par de meses habría dicho que con rotundidad, ahora me lo pensaría mucho mejor de lo que crees. Son demasiadas las noches en vela, los lloros, las ganas de dejar de importarte todo lo que antes te importaba. Lo que peor llevo es obligarme a no quererte. Forzar esos sentimientos y convertirlos en otros. Sé que es difícil porque a mí todavía se me entrecorta la respiración al verte. Se me mejora al día con un simple "hola" tuyo. Y eso es lo complicado.

   Pero ya está, el daño ya está hecho. Las heridas siguen abiertas, cierto, pero estoy haciendo lo que sea para cerrarlas. Necesariamente uso otras heridas para lograr cicatrizar estas. No suele funcionar demasiadas veces porque el dolor es tal que me consumo entre tantas emociones. Es como echar sal en las heridas. A pesar de todo, no me importa.


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